Ya hacía una semana que habíamos cambiado de casa. Antes vivíamos en el centro de la ciudad, pero ahora estábamos en un pueblo muy pequeño que no salia en los mapas.
Al lado de mi casa había una mansión en ruinas. Por lo que nos habían dicho, desde que se murió el propietario nada ni nadie a vuelto a entrar ahí.
El prime día de clase hice una amiga que se llamaba Claudia y era muy simpática con todos. Le gustaba mucho recopilar historias y anécdotas del pueblo. Tenia una libreta llena. Me la dejó leer. En aquella libreta había todo tipo de historias des de, amores imposibles, hasta mapas de posibles tesoros, pero me sorprendió una en especial, Claudia le había puesto de nombre “El misterio por resolver” . Me lo leí todo, y al terminar me quedó claro de que iba, era la historia de la mansión.
Hablaba de una casa en las afueras del pueblo, en la que el propietario nunca salía de allí, y nadie sabía de donde sacaba la comida y el agua. Un día de invierno, de la chimenea dejó de salir humo, cosa muy extraña en el anciano que vivía ahí. Unos policías entraron para comprobar que pasaba, y al cabo de poco tiempo llegó una ambulancia. No se supieron las causas de la muerte y por eso se cerró el caso.
Eso se ponía interesante, así que le propuse a Claudia de entrar en la mansión el próximo sábado por la tarde y dar un vistazo. Ella me contestó que de acuerdo pero con la condición de que no se enteran sus padres.
Sábado, el primer día del fin de semana y mi preferido para hacer excursiones, un día ideal para entrar en una presunta mansión encantada.
Al entrar yo y Claudia vimos un cuadro en el que salía una familia de cinco miembros, un padre, una madre, dos hijos y una abuela. Los cinco parecían muy contentos. Seguíamos andando y encontrábamos la misma familia pero con vestidos de otras épocas. Primero nos pensamos que seguramente tenían una colección de vestidos increíblemente larga, pero, a medida que nos íbamos alejando de la puerta principal los cuadros estaban pintados con colores más sencillos y no parecían muy modernos.
Fuimos a parar en una sala donde había una cama, un escritorio y en vez de paredes habían estanterías llenas de libros. Encima del escritorio estaba un diario que se había empezado a escribir el 16 de agosto de 1753 y se acababa el día 9 de mayo de 2006. Entonces sentimos un ruido y nos fuimos corriendo hasta que llegamos a mi habitación y nos pusimos a leerlo.
16-8-1753
Mi hijo a encontrado un manantial de donde sale una agua pura y buena.
El lugar donde vivimos no es muy normal encontrar lugares como ése, así que hemos decidido guardarlo en secreto, para que nadie venga y lo destruya.
20-5-1800
Ya hace tiempo que no envejecemos y creemos que es por el agua del manantial.
Hemos tenido que marcharnos de nuestro pueblo porque nos culpan de ser brujos.
Cuando pase bastante tiempo, tanto para que no nos recuerden volveremos.
5-11-1914
La abuela se encuentra muy mal, desde hace mucho tiempo que no cogemos enfermedades, ¿puede que estemos empezando a envejecer?
24-1-1944
Mi padre ha muerto y me ha pedido que continúe este diario, yo no sé para que nos puede servir, pero el decía que algún día nos podría ser útil a nosotros y a otras personas.
Después de leernos 257 años de historia yo y Claudia no sabíamos si creerlo.
¿Seria esta historia verdad? Nosotras creíamos que sí, así que decidimos no contarle a nadie, buscar ese manantial y intentar esconderlo para que nadie lo encontrase nunca.
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